Cartas a Cecilia

Bernat Díez

Redactor de SoriaNoticias

Durante el pasado día 31 de mayo, el Club Deportivo Numancia respondía vía Twitter a la epístola de una diminuta usuaria, de tan solo siete años. Cecilia, pamplonica de nacimiento, se dirigía a la institución numantina para expresarle su amor eterno y para solicitarles su amistad, debido a que su padre, seguidor de Osasuna, no la había “convencido del todo” en su intento de hacerla fiel al equipo de la ciudad. Una reivindicación en toda regla desde Navarra, desde fuera de Soria. La escuadra rojilla le comunicaba a Cecilia que “por supuesto” podía contar con esa relación fraternal.

Soria abre sus puertas a todo el que quiera abrazarla, como ella hizo con Machado, Bécquer o Gerardo Diego. Cualquier viajero es bienvenido. Aunque el emblema que representa a la mítica ciudad celtíbera sea la de un caballo, ni mucho menos es el de Troya: Soria no está dispuesta a hacerle encerronas al que esté de paso. El problema, quizás, es ese: pasos efímeros, gente que viene y va, en un área capaz de cautivar románticamente a todo aquel que vea algo más que un despoblamiento. El ‘Ni te la imaginas’ es bastante más que naturaleza, frío y nieve… Ni se imaginan ustedes lo capaz que es Soria de encandilar al Mundo con el deporte como baza. La experiencia de un nacido en 1992 no alcanza a remontarse a los hitos del mítico San José de voleibol. Pero, al igual que Cecilia, algunos han presumido en Mataró (Barcelona) de un pin con el escudo del Numancia en la pechera, mientras presentaban un trabajo vinculado a Soria a sus compañeros de Primaria.

De eso hace ya tiempo. Sin embargo, los años no se olvidan de la resistencia soriana, representada ahora en un grito del dibujante Mariscal como conmemoración del 2150 aniversario de una civilización que derrochó valentía antes de ¿caer? Con ‘Soria, Ciudad europea del Deporte’, la provincia castellana sigue insistiendo en que hará todo lo posible por no desfallecer. Pero, ¿y si despiertan al gigante? Oros y gestas. Bien lo saben Fermín Cacho (en las Olimpiadas de Barcelona’92) o aquel Numancia de antaño que congeló al FC Barcelona (el que, por cierto, no ha ganado nunca en Soria) en febrero de 1996.

Tienten a despertar a la ‘bestia’. Merece la pena ver cómo Marta Pérez o Daniel Mateo, estandartes de los 90 que han logrado superar la preciada transición Antón-Cacho, hacen sonar el mic-mic del Correcaminos a su paso por España, Europa y el planeta Tierra. Soria es deporte y hay espacio, físico y emocional, para seguir tirando de él.